Todo placer y
ego malparido ha pagado su sentencia
Quiero arrancarme
con justicia de cada rincón tuyo donde reposa mi goce
de tu campanilla ensopada de alcohol
de tu garganta que florece en cada chasquido de beso
de tu vientre que guarece mi ser inconfesable
y deshacer el
ritual que me impregnó esta suerte atiborrada de bostezos
Quiero ir al
martes 22 a las 6 de la tarde a tu cabellera entre mis piernas
advertir tu
afán verdugo y repetir que serás mía una y otra vez
como un contra-ritual
negro, una cábala de protección diabólica
para volverte
dócil e introducirte con ternura
esta
maldición que sujetaste a mi cuerpo
cuando
cortaste las cabezas de las mujeres que me habitaban
y me
encerraste en la mesura de los días tranquilos
La
desesperación ya no me alcanza
para rogarte,
vengarme o rezarle a Dios, Satán o Shivá
a algún dios
que se lleve esta expresión de mayordomo
que me
atormenta todos los días frente al espejo
Un grito
viene desde las vísceras de mi decadencia
se escurre
entre las voces que me da el vino
¡Por el amor
de los que se desunen!
¡De los
engañados, de los que agonizan!
Llévate estos
días que a nada aman, que a nada odian
que nada
aclaman ni vituperan más que a estos díasrutina
déjame la
intensidad, la fosforescencia de mis primeros versos para la muerte
abrir el alma,
sentir este infierno en el que resido
¡Y celebrar
la vida!
El silencio
me desgarra
nada habla,
nada cruje, nada se ha arrancado
cierro los
ojos
pago el
precio por mi antiguo paraíso