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viernes, 19 de junio de 2015

Para hacernos mito


A los cincuenta años
ya sabes que ningún dios te va a hablar claramente. - Watanabe


The Last Judgment - Hans Memling


Apariciones del ojo del maese Antonio me obligan a volver la cabeza a los todos los caminos que anduve. A todos los lenguajes que experimenté. A revisar todos los vaivenes de los amores, de las iras y los eurekas. Me recorre la fascinación de las acusaciones por dentro. Me abro ante este juicio de la misma manera en que nací, desnuda y sin ambiciones. No encuentro mayor vanidad que ser juzgada por el maese y el canturreo de sus cabellos. Heme aquí culpable de toda angustia y de toda obsenidad. He perseguido el olor de su médula en todos los sueños donde nuestras sombras se han juntado. Y nada ha resultado tan placentero como huir de puntillas de sus juicios y de sus silencios. Este correteo antediluviano nos ata las almas a un alma, a una historia natural y cósmica. Nada puede desatar el hilo de furia que ata nuestra luz. Somos bestias hermosas del universo, somos la belleza del espanto. Mi yo luz, tu yo vasija, mi yo vasija, tu yo luz. Recipientes de energía y sangre. Que el maese presente aquí lo sepa: ningún dios me habló claramente. Soy yo y mis ganas de volvernos universo. Son la furia de sus ojos y sus ganas de silencio y hallazgo. Son todos los juicios que musitó, todas las habladurías y las risas que expulsó su biología a mi alma. Me vuelvo un cuchillo de estrellas, fino finísimo y le reclamo por fin la paz del encuentro. Por fin la paz que lo devuelva al lado mío, para hacer nacer la vida, para hacernos mito.



lunes, 1 de junio de 2015

DATZIBAO - Enrique Verástegui



De pronto perdí todo contacto contigo.
Ya no pude llegar al teléfono, recordar ese número y llegar a tu
casa que no conocí.
Ya no pude volar sobre ti como todos los días a las tres de la tarde
estas pobres alas no dieron más
y aquí me tienes ideando estas líneas que reflejan mis ojos cansados
de ir caminando con la mente y las manos repletas de
yerba.

Yo fui el primer sorprendido.
La extrañeza de ser dos aves hurgándose el pecho y corriendo uno
detrás del otro entre las matas y bancas del parque
y éramos arrojados fuera de nosotros mismos y por esto fue que
conocí tu ciudad
y me apreté contra ti buscando desesperadamente encontrarme en
tus ojos y amé todas tus cosas
y tu mirada angustiada y esa seriedad para responderme a ciertas
preguntas y cuestiones que nos diferenciaron para
siempre de las personas nacidas antes de 1950
tu maravilloso instinto agresivo desarrollado contra los males del
tiempo y portándote como en la más furiosa embestida
en la batalla por un lugar en el taxi que nos alejó miles de cuadras
más cerca de la pasión de la vida
hoy miércoles y no otro día.
Por que ya es hora de ir poniendo las cosas en claro y más que nada
empezar a ser uno mismo
un solo obstinado bloque de rabia.
Tu por todo lo que para mi reflejabas lo más claro eres mi sopor
antes de echarte a gritar por estos sitios malditos
aún después de haber transformado esa palabrita bestialmente lúcida
en una flor obsesiva.
Que yo no quiero acariciar ni comprender el suicidio de mi amiga es
una espera maldita
como puede ser aguantarnos un par de horas más en el parque en
medio de un viento furioso que pugna por arrancar de
raíz lo más nuestro de nosotros
y tu junto a mí convertida en mi aliento escuchándote aprendiendo
de ti a la Molina no voy más esa canción negra arde en
mi pecho, me aplasta, levanta, avienta a decir no contra
todo,
Cada uno recuerda su primera caída.
Cada uno recuerda paso por paso los pasos que fue dando y los
que no dio por que en uno mismo esta el propio enemigo,
Y yo me levanto para luchar contra mí – y me tengo miedo.
Lo perfecto consiste en desabotonarnos el torso mientras vamos
salvajemente penetrando en esta selva de arenas movedizas
y tu vida o mi vida no ruedan como esas naranjas plásticas que
eludimos por que tu y yo somos carne
y nada más que un fuego incendiando este verano.
La vida se abre como un sexo caliente bajo el roce de dedos reventando
millares de hojas tiernas y húmedas,
Y no dijimos nada pero exigíamos a gritos destruir la ciudad, esta
ciudad ese monstruo sombrío escapado de la mitología
devorador de sueños.
Y el musgo creció como un verso clarísimo en tus ojos.
Tú querías leer mis poemas aferrarte a ese instante de dulzura donde
Jamás hubo límite entre uno y otro ser
y fuiste solo una muchacha que pasó por mis ojos silenciosamente
pegada a mí a mi secreta manera de enredarme en las
cosas de explicar un mundo indeciso sembrado con
piedras
yo que creí que nada era nada en cualquier lugar de este mundo
y de pronto me día con tus sueños como con un golpe de mar sobre el
rostro
y luego adiós por que todo y nada puede explicarse en el amor y
por que todo y nada se explica en nosotros y con nosotros.




- En los extramuros del mundo


jueves, 23 de abril de 2015

Dignificar al tercero.


"A menudo nos sucede en la vida diaria lo que solemos admirar en la epopeya como un recurso del arte del poeta, es decir, que cuando los protagonistas se apartan, se ocultan, se entregan a la apatía, su lugar es ocupado por un tercero, apenas visto hasta entonces, y que según va manifestando su actividad nos parece en igual medida digno de atención e interés, y hasta aprobación y alabanza."

Inicio de la segunda parte. Capítulo Primero
Las afinidades selectivas -  Goethe 

Los Siete Vicios. Vicio 7. Infidelidad - Giotto. 
Capilla de los Scrovegni 



Las historias reclaman sus propias sinergias. El autor se encuentra suspendido en el poder que le ha entregado a cada palabra y éstas se confluyen entre sí arañándose los pretéritos y los futuros. Nada puede detener la furia de cada letra por hacerse vida y abandonar el papel de lo lírico. Quieren vida, muerte y quieren sangre. Los personajes son títeres, apenas conceptos reutilizables en todas las crueldades que desean cometer. Y entran algunos, asesinan a otros, parten en tiras las pielesfantasías de ellos y ellas. Todos envueltos en un gran solo caos y, he aquí el hecho que dignifica al tercero. 




jueves, 8 de enero de 2015

Intensamente humana


Big Electric Cat - Orchid Dreaming

Los días del maese no me escapan, se cuelgan entre el pestañear del sueño. El maese vive cuando duermo y me guía entre su ausencia. Me enseña a mover los astros, a dibujar la constelación de la furia que nos une, que nos abre un espacio en el tiempo. Toma forma de un animal de rabia y sombra e invade todos los pliegues de mi espíritu. Las vergüenzas y virtudes del cuerpo que me retiene palpitan de tanta vida. El maese viene cada noche a hacerme intensamente humana.